Ya llega la noche de Halloween, para algunos una ocasión para ir a una buena fiesta de disfraces y para otros una americanada insufrible. Aunque lo cierto es que el origen de Halloween no se encuentra en los Estados Unidos, a pesar de que ellos hicieron posible su internacionalización, sino que se encuentra mucho más cerca y se remonta muchos siglos atrás.
Allá por el año 3.000 AC, los celtas de Gran Bretaña y, especialmente de Irlanda, celebraban la fiesta del "samhain" o final del verano, que significaba el comienzo del año nuevo celta. Como los días se hacían más cortos, era necesario reavivar el sol mediante ritos y sacrificios, así que se encendían hogueras sagradas de las que todos los miembros del poblado tomaban brasas para dar lumbre a sus hogares. La finalidad de estas hogueras era ahuyentar los malos espíritus, ya que, según la creencia popular, en esa noche se abría la puerta que separaba el mundo humano del sobrenatural y los espíritus buenos y malos vagaban por la tierra. ¿Y a qué viene disfrazarse en Halloween? Porque la gente usaba máscaras, pinturas y pieles de animales para que dichos espíritus se alejaran y no les llevaran con ellos al inframundo.
Los sacerdotes druidas portaban un nabo hueco, con una cara esculpida en su parte frontal, que representaba a Jock, el espíritu demoniaco, y con una vela en su interior que les servía de linterna; e iban casa por casa pidiendo comida y, a quien no se la daba, le echaban una maldición en nombre de Jock, y cuentan que durante ese año moría algún miembro de la familia o perdían parte de su ganado (supongo que según las prioridades de cada casa!). Así que este sería el comienzo del truco o trato. Es cierto que nosotros identificamos más Halloween con una calabaza que con un nabo porque cuando la fiesta se exportó a Norteamérica, allí no conocían los nabos aún y usaron un producto autóctono, la calabaza.
Esa noche se la veía también muy propicia para adivinar el futuro, especialmente todo lo que tenía que ver con el matrimonio. Uno de los ritos que hacían era colocar unas manzanas en un barreño con agua y si había algún joven o alguna joven que fuera capaz de coger la manzana sólo con la boca, supuestamente podría identificar a su futuro cónyuge. Hoy en día se sigue jugando a coger manzanas con la boca, pero sin ningún afán adivinatorio.
Con la llegada del Cristianismo, se intentó erradicar esta fiesta celta y en la misma fecha pusieron el día de todos los santos y el día de los difuntos, pero la fiesta se siguió celebrando, sólo que se le cambió el nombre. Pasó a ser "all hallows eve", es decir, la víspera de todos los santos y abreviándolo, halloween.
En el siglo XIX muchos irlandeses emigraron a Estados Unidos huyendo de la hambruna y siguieron celebrando su fiesta allí, con algunas variantes, ya que, como he dicho anteriormente, se sustituyó el nabo por la calabaza y el espíritu demoniaco Jock, pasó a llamarse Jack O'Lantern. Pero realmente no fue hasta 1921 cuando se empezó a celebrar masivamente en Norteamérica, año en el que se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota. Y la gran difusión al resto del mundo se hace a través del cine, con una película de John Carpenter llamada "La noche de Halloween" en 1978.
Así que, el que se vaya a disfrazar, que lo disfrute y se lo pase muy bien, y el que aborrezca esta fiesta, que se lo tome con tranquilidad, que es sólo una noche y se pasa rápido. Pero no digáis más que es una americanada, podeis decir que es una celtada! (chiste malo como despedida).
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