domingo, 8 de noviembre de 2015

Cuando el dinero era de juguete

Entre los años 1921 y 1923 se produjo en Alemania una crisis económica de tal magnitud que se dieron casos curiosos, como el abandono de la moneda como unidad de intercambio, volviendo así al trueque y usándose los billetes, en muchas ocasiones, como un elemento más de los juegos infantiles de los niños de la época.
Durante la Primera Guerra Mundial, el Imperio Alemán decide poner en circulación el Papiermark, un papel moneda para hacer frente a las necesidades de la guerra, pero sin tener el necesario respaldo en oro, por lo que esa moneda no era convertible a otras divisas.
Tras perder la guerra, en el Tratado de Versalles de 1919, se le impone a Alemania el pago de las reparaciones, un pago tremendamente duro y tremendamente exigente, por lo que la República de Weimar (el gobierno que sucedió al Imperio al finalizar la guerra) se vio en un gran aprieto, ya que carecía de las reservas de oro suficientes, por lo que tuvo que seguir usando el Papiermark. En resumen, la República usó el oro para el pago de las reparaciones y el Papiermark para el resto de las necesidades del país.
Esta emisión indiscriminada de billetes por parte del gobierno hace que, al aumentar el flujo de dinero entre la población, éste pierda su valor. Así que las potencias ganadoras de la Primera Guerra Mundial no se fían de la moneda alemana y empiezan a exigir que el pago de las reparaciones se haga a través de recursos naturales como la madera, el carbón o el trigo. Esto provoca que los precios en Alemania empiecen a aumentar de manera desmesurada, que el coste de la vida se multiplique por 16 y que la población no pueda afrontar los gastos habituales con sus salarios, llegando a un punto en el que el dinero es totalmente inservible. Empieza a haber también escasez de alimentos, aumentando de esta manera las enfermedades, especialmente entre la población infantil y, por lo tanto, incrementándose la mortalidad de manera notable.
En 1923, tropas belgas y francesas invaden la cuenca del Ruhr como medida de presión para que Alemania pague las indemnizaciones. El gobierno alemán recomienda a sus ciudadanos la resistencia pasiva, lo que trae como consecuencia una huelga general entre sus trabajadores contra la invasión extranjera, por lo que la República de Weimar termina imprimiendo más papel moneda para pagar a huelguistas y empresas.
Para intentar hacer frente a la situación, varios ayuntamientos de ciudades pequeñas, cajas de ahorro y empresas empiezan a imprimir un papel llamado Notgeld (dinero de necesidad) que representaban sumas de dinero y artículos de consumo.
En este periodo se vivieron situaciones surrealistas, por ejemplo un alemán podía pagar 4.000 marcos por una cerveza, o un día podía pagar 14.000 marcos por un sandwich y que al día siguiente costara 40.000. Curioso es el caso del compositor Mischa Spoliansky, que el día 1 de noviembre de 1923 llevaba 28 millones de marcos para comprar el periódico y no lo pudo comprar porque éste valía 3.000 millones. Con sus 28 millones de marcos lo único que pudo adquirir fue un billete parcial de tranvía, teniendo que hacer parte de su recorrido andando. Spoliansky se dirigía a una editorial para vender sus composiciones y dicha editorial le dio por ellas 3.500 millones de marcos, con los que no pudo ni comprar un litro de leche.
Finalmente, el 15 de noviembre de 1923, el gobierno emitió el Reintenmark, una moneda que puso fin a la impresión de billetes. Esto hizo que se estabilizara el marco y, por lo tanto, la economía alemana, saliendo el país de la hiperinflación en la que se encontraba desde hacía dos años.
Pero el daño en la sociedad ya estaba hecho: miles de alemanes habían perdido todos sus ahorros durante este periodo, salvándose sólo los que tenían productos que no se vieron afectados por la inflación como joyas o inmuebles. Todo esto produjo un gran descontento en la sociedad germana y, sobre todo, una gran desconfianza hacia el gobierno y hacia los bancos, propiciando de esta manera que un personaje como Hitler subiera al poder pocos años más tarde.

El hombre de las dos caras

Edward Mordrake nació en el seno de una familia noble inglesa, ya que era el hijo de la Condesa de Darlington, en un año indeterminado de la segunda mitad del siglo XIX, pero con una rara deformidad, denominada diprosopia.
Una persona con diprosopia nace con dos caras, o bien con varios rasgos faciales duplicados, por un exceso de la proteína que determina la formación facial del feto durante la gestación. Así que Edward Mordrake nació con otra cara en su nuca, que según cuentan no comía ni bebía, pero sí que tenía la capacidad de reír y llorar.
La verdad es que no hay una documentación médica sobre este caso ni ningún otro tipo de documento escrito, así que la historia ha llegado a nuestros días a través de la tradición oral, por lo que, durante mucho tiempo, se tomó como una leyenda urbana. Actualmente se sabe que la historia es cierta pero también se asume que esa tradición oral ha deformado la historia real, introduciendo en ocasiones elementos demasiado fantásticos, por lo que no se sabe a ciencia cierta qué hay de verdad y qué hay de mito en toda esta historia.
Edward Mordrake era un chico muy estudioso, de grandes conocimientos y un buen violinista, pero vivió toda su vida sumido en una profunda depresión, lo que le llevó a aislarse voluntariamente del contacto con las demás personas, incluso evitó a su propia familia. Él decía que cada noche oía los susurros de su segunda cabeza y eso para él era algo insoportable. Dicha voz era inaudible para el resto de la gente, lo que sí comentaban sus allegados es que habían visto reír y burlarse a la segunda cabeza cuando Mordrake lloraba. Sea como fuere, la existencia de Mordrake era un verdadero tormento y pidió encarecidamente a los médicos que le extirparan esa cabeza pero ninguno se atrevió, ya que era una operación demasiado arriesgada en esa época y no se garantizaba la superviviencia del paciente. Finalmente Mordrake se suicidó a los 23 años, algunas fuentes dicen que tomando veneno, otras dicen que se disparó y otras fuentes indican que se arrojó al vacío desde un balcón. Dejó una nota agradeciéndoles a sus familiares el cariño que le habían dado a lo largo de su vida, en la que también incluía un par de peticiones: que se le extirpase la cara antes de su entierro y que se le enterrasen sin lápida, para no dejar constancia de su tumba.
Otro caso parecido es el de Pascual Piñón, un mexicano que emigró a Texas y que en 1917 empezó a trabajar en las típicas ferias de monstruos que eran tan populares en aquella época. Piñón tenía otra cara encima de su frente, si bien hay cierta controversia con este caso, ya que algunas personas aseguran que lo que realmente tenía era un tumor y que, a partir del tumor, se hizo una cara con cera para ganar dinero en el circo. El caso es que tras dos años trabajando como fenómeno ambulante, finalmente se operó y se retiró a vivir a su rancho texano.
Chang Tzu Ping
Un caso más actual es el de Chang Tzu Ping, un hombre chino que no nació con una segunda cara entera, pero sí con una segunda boca y algo de cuero cabelludo. Fue operado hace pocos años en Estados Unidos y ahora lleva una vida normal.
Aunque dicen que es bueno tener ojos en la nuca, seguramente Edward Mordrake os diría que no, que os conforméis con los dos que tenéis.

El día que murió la música

La música murió oficialmente el 3 de febrero de 1959, cuando la avioneta en la que viajaban Ritchie Valens, The Big Bopper y Buddy Holly se estrelló en un campo de maíz en el estado norteamericano de Iowa. El mundo de la música quedó consternado ya que el accidente se llevó por delante a tres de los artistas más importantes de la época y a una edad muy temprana: Valens murió con 17 años, Holly con 22 y The Big Bopper con 28.
Ritchie Valens era un cantautor estadounidense de ascendencia mexicana y su carrera sólo duró ocho meses. Esos sí, en ese corto espacio de tiempo grabó dos discos y tuvo un gran éxito con su canción "La Bamba".
The Big Bopper era un DJ de una radio local que había ido grabando composiciones suyas, las cuales promocionó en su emisora. Obtuvo mucho éxito con una canción llamada "Chantilly Lace", ya que fue la canción más escuchada del año 1958 y empezó a recibir ofertas para que participase en giras con otros artistas.
Buddy Holly merece un artículo aparte, ya que se le considera el creador del rock 'n roll, al que después darían su toque artistas como Elvis o Chuck Berry. Su carrera duró cinco años y estuvo casi siempre acompañado por el grupo The Crickets. Quizá sus canciones más recordadas sean "That'll be the day" y "Peggy Sue" e influyó enormemente en músicos como The Beatles, The Rolling Stones, The Beach Boys o Bob Dylan. Incluso grupos posteriores como The Clash o Blondie han reconocido abiertamente su influencia.
Pero en 1958 la carrera de Holly estaba algo estancada, se separó de The Crickets y formó una nueva banda. En enero de 1959 inició con ellos un tour llamado "The Winter Dance Party" , con el que iban a recorrer 24 ciudades del noroeste de Estados Unidos. También participaban en el tour The Big Bopper, Dion and The Belmonts, Frankie Sardo y Ritchie Valens. Fue una gira muy mal planificada, ya que había mucha distancia entre las ciudades que tenían que visitar y dicha distancia la tenían que recorrer en un viejo autobús. Las bajas temperaturas y el viajar en un autobús con la calefacción estropeada, mermaron la salud de los músicos, hasta el punto de que Carl Bunch, el baterista de Holly, tuvo que ser hospitalizado.
Para Buddy Holly, la gota que colmó el vaso fue que sustituyeran el autobús de la gira por un autobús escolar por lo que, cuando se encontraban en Clear Lake (Iowa), decidió alquilar una avioneta que les llevase hasta su próximo destino, que era Moorhead (Minnesota), así llegarían más temprano y podrían descansar. Dicha avioneta sólo podía estar ocupada por tres pasajeros y el piloto, por lo que a Holly le iban a acompañar los miembros de su banda que aún seguían de gira con él, pero The Big Bopper estaba aquejado de gripe y pidió que le cedieran un puesto en la avioneta. Por otro lado, Ritchie Valens también quería ir en la avioneta, ya que nunca había volado, y se ganó su sitio jugando a cara o cruz.
El piloto era un joven de 21 años llamado Roger Peterson y se cree que la poca experiencia de éste y las malas condiciones climáticas provocaron el accidente. La avioneta se dio por desaparecida un par de horas después de despegar y se encontraron los restos en un maizal a la mañana siguiente.
La noticia causó un gran impacto en el mundo de la música y muchas de sus figuras les acompañaron en los funerales. Eddie Crochan grabó una nueva versión de la canción "Three Stars" en honor a sus compañeros y, en el año 1971, Don McLean publica "American Pie", la canción que habla del día que murió la música y que bautiza esta triste efeméride.