martes, 6 de octubre de 2015

Papá Navidad

Dentro de pocos días, al menos en algunas casas, recibirán la visita de Papá Noel, por eso he decidido indagar un poco en su origen, para que veáis a quién dejáis entrar en vuestro querido hogar. El origen de esta figura se encuentra, de nuevo, en los ritos paganos de la celebración del solsticio de invierno, más concretamente en el Festival de Sigillaria, en el que los adultos les hacían regalos a los niños. Pero en otras zonas también existían figuras que por estas fechas les hacían regalos a los niños, algunos siguen sobreviviendo al paso del tiempo, como es el caso de la Bruja Befana en Italia o el Olentzero en Euskadi y Navarra. Así que el Cristianismo intentó conglomerar y sustituir todas estas figuras por la única figura de Nicolás de Bari. ¿Por qué Nicolás de Bari y no cualquier otro personaje del santoral? Porque Nicolás de Bari murió el día 6 de enero, así que, dada la cercanía que tenía esta fecha con la Navidad, les pareció una figura adecuada; y también porque hay algunas leyendas que le relacionan con los niños y con los regalos.
Nicolás de Bari nació en torno al año 280 en Licia, la actual Turquía, en el seno de una familia muy acomodada. Cuando tenía 19 años, la peste arrasó esa zona, llevándose por delante muchas vidas, entre otras, las de sus padres. Así que Nicolás ayudó a los enfermos, repartió sus bienes entre los más desfavorecidos y se ordenó sacerdote, llegando a ser, años más tarde, obispo. Se le llama Nicolás de Bari porque sus reliquias se encuentran allí, tras la invasión otomana de la región natal de Nicolás.
Hay una leyenda que asegura que varios niños fueron acuchillados y que Nicolás de Bari rezó por ellos, produciéndose así su curación total e inmediata, por eso es un santo al que se le identifica como un benefactor de la infancia. Otra leyenda cuenta que había un hombre muy pobre que no podía casar a sus tres hijas, ya que no tenía ninguna dote que ofrecer y, en esa época, era condenar a las mujeres a la soltería, algo no muy bien visto en esos años. Así que Nicolás de Bari les regaló a cada una de las hijas sendas bolsas llenas de oro según fueron alcanzando la edad de casarse. Pero lo curioso y lo que nos resultará familiar es cómo entregó Nicolás dichos regalos: entraba a hurtadillas en la casa y ponía las bolsas de oro en los calcetines de las muchachas, que estaban sobre la chimenea secándose.
Así que, en ciertas regiones de Europa, se fue extendiendo la popularidad y la devoción de Nicolás de Bari. En 1624 unos holandeses cruzaron el charco y fundaron la ciudad de Nueva Amsterdam, llevando consigo todas sus costumbres y creencias, como la devoción a su patrón Sinterklaas, que con la pronunciación angloparlante terminó convirtiéndose en Santa Claus. La fama del santo se extendió rápidamente, no sólo entre las personas de origen holandés, sino entre todos los habitantes de la zona. Washington Irving, en el siglo XIX, llegó a afirmar que Santa Claus era el guardián de Nueva York.
Representación de Santa Claus que hizo Thomas Nast en 1863.
En 1863, Thomas Nast hace unas tiras navideñas para la revista "Harper's weekly" y en ellas le dio a Santa Claus la fisionomía que conocemos hoy en día, es decir, dibujó a un señor mayor, bonachón, gordo y barbudo. A finales del siglo XIX, un anuncio de Lomen Company situó el origen de Santa Claus en el Polo Norte y popularizó a sus célebres renos; y en 1902 L. Frank Baum escribió "The life and adventures of Santa Claus". Ambas cosas sirvieron para extender la popularidad de este personaje.
En 1931, Coca-Cola hace un anuncio que tiene como protagonista a Santa Claus y lo viste, evidentemente, con los colores de la compañía: rojo y blanco. Se dice que esta famosa marca de refrescos fue la creadora de las representaciones de Santa Claus tal y como las conocemos hoy pero... no deja de ser una leyenda urbana. Coca-Cola lo único que hizo fue pedirle al dibujante Habdon Sundblom que humanizara un poco más la figura que había representado Thomas Nast en 1863, pero éste último ya había representado a Santa Claus con los colores rojo y blanco. Durante el siglo XIX es cierto que no había una iconografía establecida para representar a Santa Claus y, en ocasiones, se le representó vestido de verde, pero, con anterioridad a 1931, ya había muchas imágenes de Santa Claus vestido de rojo y blanco, como la que apareció en "St NIcholas Magazine" en 1926, basándose en las representaciones antiguas que existían de Nicolás de Bari, en las que también aparecía vestido de rojo y blanco, ya que eran sus colores eclesiásticos.
En el siglo XIX, cuando Nueva Amsterdam pasó a manos inglesas, convirtiéndose así en Nueva York, la figura de Santa Claus llegó a Europa. En la mayoría de los países se le llamó Papá Navidad: Father Christmas, Père Noël, Babbo Natale, etc. Excepto en España y los países hispanoparlantes, en los que se castellanizó la palabra francesa Noël y se le llamó Papá Noel.
Hoy en día, la polémica en torno a su figura se encuentra en torno a lugar de origen ya que, dado que el Polo Norte se encuentra en un lugar inhóspito, justo en medio del Ártico, su procedencia actualmente se la disputan Finlandia, Noruega, Siberia y Groenlandia, aunque es en Finlandia donde podéis visitar la supuesta casa del santo navideño.
En fin, portaos bien estos días si queréis que Papá Navidad os deje algo en el calcetín. Por mi casa no pasará, yo me siento muy monárquica en estas fechas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario