Se supone que en Navidad a todos nos invade ese espíritu navideño y somos más buenos, aunque, a la hora de la verdad, eso raramente es así. Pero sí hay un caso en la historia en el que el espíritu navideño fue más fuerte que el espíritu de la guerra; me refiero a la Navidad de 1914 en plena Gran Guerra. Fue un hecho insólito, al menos en nuestra era, ya que en la Antigüedad sí había casos de treguas por hechos especiales, como en la antigua Grecia, en la que las guerras se detenían cuando se celebraban los juegos olímpicos.
El inicio de la tregua navideña durante la Primera Guerra Mundial se dio en el frente de Flandes, más concretamente en Ypres, dónde luchaban alemanes y británicos. Después esa tregua se extendió prácticamente por todo el frente, menos a Alsacia, dónde la Legión Extranjera lanzó un ataque sorpresa contra las líneas germanas; y en algunos lugares dicha tregua se extendió hasta Año Nuevo.
Por orden del Kaiser, a los soldados alemanes les enviaron para Nochebuena muchos regalos para levantar la moral de las tropas, entre los que se encontraban abetos, raciones extra de comida o chocolate. Así que los alemanes, al recibir sus regalos, empezaron a decorar los abetos y a cantar "Noche de paz". Las tropas británicas no podían dar crédito al espectáculo que tenían delante, además habían sido alertados por los altos mandos de que los alemanes aprovecharían la Nochebuena para atacarles por sorpresa y tenían orden de estar alerta. Pero al ver que la escena que estaban contemplando nada tenía que ver con las órdenes de sus superiores, los británicos también empezaron a entonar villancicos, así que los soldados alemanes agitaron banderas blancas pidiendo una tregua. Ambos bandos se reunieron en tierra de nadie y empezaron a intercambiarse regalos y a charlar amigablemente. También aprovecharon la ocasión para recuperar cadáveres de soldados caídos recientemente y hacer ceremonias funerarias conjuntas.
El día de Navidad, un soldado escocés sacó un balón, empezando así uno de los partidos de fútbol más célebres de la historia, entre soldados germanos y británicos. Según los alemanes que participaron en el partido, Alemania ganó por tres goles a dos; según los británicos, el resultado es un misterio, ya que nadie se encargaba de contar los goles. Eso sí, el partido terminó de manera precipitada cuando un alto cargo alemán se enteró, suspendiendo así el encuentro y dando por finalizada la tregua de Navidad.
Las repercusiones de esta tregua fueron bastante negativas, ya que los responsables de ambos bandos no querían que se volviera a repetir un hecho similar. Los británicos empezaron a rotar a las tropas para que no se familiarizaran con el enemigo, los alemanes enviaron a los protagonistas de la tregua navideña al frente oriental como castigo y los franceses fusilaron a varios soldados que también participaron de la tregua. Además no querían que esta tregua llegara a la opinión pública, por lo que las informaciones que llegaron a los periódicos fueron censuradas y se confiscaron los negativos de las fotografías que daban testimonio de este hecho insólito.
Incluso en el escenario más terrible aún hay cabida para la dignidad humana. Para muchos, este acto fue el último vestigio que quedó del siglo XIX por el respeto mostrado por ambos bandos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario