domingo, 4 de octubre de 2015

Día de difuntos

Después de ver el origen de Halloween, merece la pena detenerse en el día de los difuntos mexicano, la otra festividad más célebre durante esta época. El día uno de noviembre se hace la fiesta por las almas de los niños y el día dos es la fiesta por las almas de los adultos. Lo que tienen de singulares estas celebraciones es que no se toma la muerte como algo oscuro y que nos tiene que dar miedo, sino todo lo contrario, es una fiesta donde los vivos juegan con la muerte y se burlan, y se acentúan mucho las ideas de que la muerte nos iguala a todos y de la cotidianidad de la propia muerte.
Todas estas festividades tienen un origen mesoamericano y tienen una antigüedad de unos 3.000 años aproximadamente. Varias etnias prehispánicas honraban a sus ancestros dando gran valor a la muerte y conservaban sus cráneos como trofeos, los cuales eran mostrados durante los rituales como un símbolo de muerte y renacimiento. Estas celebraciones se prolongaban durante todo el noveno mes solar azteca, lo que correspondería con el mes de agosto. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacihuatl, la dama de la muerte, a la que hoy se la identifica con Catrina o "la santa muerte"; esposa de Mictlantecuhtli, el señor de la tierra de los muertos.
Con la llegada de los españoles a América se quiso imponer el catolicismo como única religión y cambiaron la fecha de la festividad de los difuntos, haciéndola coincidir con la fiesta de todos los santos cristiana, como también hicieran con halloween. Pero la fiesta ha perdurado hasta hoy, aunque hay en algunas regiones de México que se celebra con más intesidad que en otras.
Muy típico de estos días son las calaveras literarias, que son unos epitafios humorísticos en los que la muerte bromea con personajes reales, normalmente políticos, y les termina diciendo lo que les llevará a la tumba. Hay concursos que premian las mejores calaveras literarias para seguir fomentando esta costumbre que, poco a poco, ha ido decayendo.
También hay otro tipo de calaveras muy populares, que son las calaveritas de azúcar, dulces con forma de cráneo hechos con azúcar, chocolate, golosinas... y suelen estar espolvoreados con azúcar teñida de rojo. Se venden en unos mercados llamados "todos santos". Otro dulce típico es el pan de muerto, un pan dulce que representa a diferentes figuras.
Pero quizá lo más característico de esta celebración sea la visita a las tumbas y los panteones de los familiares, ya que se cree que el día uno de noviembre regresan las almas de los niños y el día dos regresan las de los adultos, y se les hace como una especie de fiesta de bienvenida. Las tumbas se llenan de flores, especialmente se adornan con cempasuchitl, una flor de color amarillo, que es el color que simboliza a la muerte en México. Se le hacen ofrendas a los muertos con comida y objetos personales, que pueden ser desde cigarrillos hasta juguetes. También se suelen llenar de velas para iluminar el camino a casa del muerto. Incluso hay familias que contratan grupos de música para que toquen las canciones favoritas del difunto. Muchos familiares velan en el cementerio durante 24 horas y hay en ciertas regiones en las que los velatorios del día uno son llevados a cabo exclusivamente por niños. Si no se puede visitar la tumba, entonces cada familia hace un altar en su casa.
En el año 2003 esta festividad fue declarada Patrimonio Inmaterial de la HUmanidad por la UNESCO:

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