Quizá el nombre de Florence Lawrence no nos diga nada, pero fue una actriz que intervino en casi 300 películas y, aunque empezó a trabajar en una época en la que los nombres de los intérpretes no aparecían en los créditos, ella consiguió convertirse en la primera estrella de cine. Además, al igual que pasó más tarde con Heidi Lamarr, también fue inventora, en este caso, fue la pionera de algo que, hoy en día, usan millones de personas a diario.
Florence Lawrence nació el 2 de enero de 1886 en Hamilton, Canadá. Su madre se llamaba Charlotte Bridgwood y era una artista de vodevil conocida como Lotta Lawrence, apellido que adoptó Florence a la edad de cuatro años. Cuando Florence tenía 12 años, la familia se trasladó a Estados Unidos, concretamente a la ciudad de Buffalo, dónde Florence se unió a la compañía teatral de su madre tras finalizar sus estudios, aunque al poco tiempo la compañía se disolvió por discrepancias irreconciliables entre los artistas.
En 1906, la familia se traslada a Nueva York y Florence consigue un papel en The Automobile Thieves, su primera película. Un año más tarde intervino en 38 películas más e incluso le daba tiempo a compaginar cine y teatro.
En 1908 conoció a uno de los grandes pioneros del cine, D.W. Griffith, quién contrató a Florence para los estudios Biograph por 25 dólares a la semana. Su primera película juntos fue The girl and the outlaw, la cual cosechó un enorme éxito, lo que provocó que ambos trabajaran juntos en casi 60 películas más ese mismo año. También en 1908, Florence se casó con Harry Solter, un director de cine.
Lawrence comenzó a ser un rostro popular, pero no así su nombre, lo que provocó que los fans escribieran al estudio para que lo hicieran público, aunque para la Biograph, Florence continuó siendo "The Biograph girl", que era como la anunciaban. El motivo por el que los intérpretes no aparecían en los créditos era el temor de los estudios de que la fama les hiciera pedir a los actores mejoras salariales. A pesar de todo, Florence consiguió cobrar el doble en 1909. Aún así, Florence Lawrence y Harry Solter buscaron trabajo en los estudios Essanay, los cuales informaron a Biograph, desembocando todo en el despido de ambos.
El matrimonio decidió entonces unirse al IMP (Independent Moving Pictures Company of America), cuyo propietario era Carl Laemmle, quién más tarde fundaría los estudios Universal, convirtiéndose en uno de los principales magnates de Hollywood. Laemmle se sacó de la manga el primer ardid publicitario del cine, anunciando a bombo y platillo la muerte de Florence Lawrence por un atropello. Después del revuelo armado en todo el país, Laemmle desmintió la noticia, asegurando que Lawrence estaba trabajando en su próxima película, The broken oath. Ya con un nombre popular y en boca de todos, Lawrence reapareció en público en Saint Louis, en el año 1910, siendo la protagonista, junto a Laemmle, del nacimiento del "star system".
Con IMP, Lawrence realizó 50 películas y, en 1910, se marchó a los estudios Sigmund Lubin, recomendando a IMP que contrataran a una joven y entonces desconocida actriz para sustituirla: Mary Pickford, la que poco después se convertiría en "la novia de América".
En 1912 fue contratada por la Victor Film Company por 500 dólares a la semana y, con su carrera en pleno apogeo, anuncia su retirada, aunque volvió a trabajar en 1914 en la película Pawns of destiny, rodaje muy accidentado, en el que un incendio accidental provocó que Lawrence se quemara el cabello y sufriera una aparatosa caída. La actriz estuvo varios meses en shock, la Universal se negó a pagarle los gastos médicos y además terminó divorciándose de Harry Solter. Se casaría un par de veces más, pero todos sus matrimonios fracasaron.
En 1916 volvió a trabajar en la película Elusive Isabel, pero el rodaje fue muy duro para ella y su salud se resintió, por lo que sufrió una recaída. En 1921, Lawrence se trasladó a Hollywood para relanzar su carrera y consiguió pequeños papeles, pero nunca volvió a ser una estrella y se dio cuenta de que la gran mayoría del público la había olvidado. La escasez de trabajo y la crisis provocada por el crack del 29, hicieron que Lawrence terminase arruinada.
Aunque su fortuna podría haber cambiado gracias a la gran pasión de Lawrence: los automóviles. Florence era una experta conductora y propietaria de varios coches e ideó varias mejoras para que la conducción resultase más segura. Inventó un dispositivo que se colocaba en el guardabarros trasero del coche y que se accionaba cuando el conductor apretaba un botón, indicando a los demás automovilistas la dirección que iba a tomar el coche. Es decir, fue el precedente de nuestros intermitentes actuales. También inventó el que sería el precedente de las luces de freno: un dispositivo que se accionaba cuando el conductor pisaba el freno, enseñando a los demás automovilistas un brazo con una señal de STOP. Pero Lawrence no patentó ninguno de estos inventos y fueron desarrollados por las compañías automovilísticas de la época sin tener que pagarle nada a la actriz.
Finalmente en el año 1938, Lawrence intentó suicidarse con un insecticida para hormigas, muriendo en el hospital horas después. Totalmente sola y arruinada, fue enterrada en una tumba sin nombre, hasta que en el año 1991, el actor Roddy McDowall puso una placa en la que se la reconocía como la primera estrella de cine.
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