A veces, cuando nos encontramos en el escenario más cruel, aparecen personas que, con sus gestos, defienden la dignidad humana, la civilización y la paz. Este podría ser el caso de Vedran Smailovic, músico bosnioherzegovino, al que le tocó vivir el asedio de Sarajevo entre los años 1992 y 1993.
Vedran Smailovic nació el 11 de noviembre de 1956, así que tenía 35 años cuando empezaron los ataques sobre Sarajevo. Actuó en la Ópera de Sarajevo, en las Orquestas Filarmónica y Sinfónica de la misma ciudad, y en el Teatro Nacional.
El 27 de mayo de 1992, muy cerca de su casa, una serie de personas guardaban cola para conseguir algo de pan en una de las pocas panaderías que aún tenía harina de todo Sarajevo. A las cuatro de la tarde, el disparo de un mortero cae en la panadería, matando así a 22 personas.
Al día siguiente, Smailovic se pone su traje de gala, coge su violonchelo y se dirige al punto exacto de la masacre, ignorando las bombas o los ataques de los francotiradores. Se sienta entre los escombros y a las cuatro de la tarde empieza a tocar el Adagio de Albioni. Repetirá la operación, siempre en el mismo sitio y siempre a la misma hora, siempre tocando el Adagio de Albioni durante 22 días, en homenaje a cada una de las 22 personas fallecidas.
Finalmente, Smailovic pudo salir de Sarajevo en 1993, estableciéndose con el tiempo en Irlanda del Norte. Pero su gesto no cayó en el olvido. El compositor David Wilde se enteró de esta conmovedora historia y compuso una obra para chelo llamada El chelista de Sarajevo, que fue interpretada por el famoso violonchelista Yo-Yo Ma en el Festival Internacional de Chelo de Manchester en 1994.El público quedó impactado y emocionado cuando Ma interpretó esta pieza y al finalizar, invitó a alguien del público a subir al escenario: no era otro que el propio Vedran Smailovic.
También la historia de Smailovic inspiró una canción de Trans-Siberian Orchestra, llamada Christmas Eve/Sarajevo 12/24. En 2008, Steven Galloway publicó una novela, que tenía como fondo la historia de Smailovic, llamada, evidentemente, El violonchelista de Sarajevo.
Por último, muchas gracias a Gonzalo, mi asesor musical, que me habló de Smailovic y su historia. Te debo un vino :P
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