Niccolò Paganini fue un violinista, guitarrista y compositor italiano, que destacó por un virtuosismo nunca visto antes y, por ello, considerado como uno de los mejores violinistas de la historia.
Nació el 27 de octubre de 1782 en Génova y a los cinco años ya aprendió a tocar la mandolina con su padre, a los siete tocaba el violín y a los nueve realizó su primera aparición pública. Hizo una gira por varias ciudades de Lombardía con tan sólo trece años y a los dieciséis ya era un músico reconocido, pero no digirió bien el éxito y empezó a tener problemas con el alcohol. De esta espiral decadente le rescató una dama, de la que no se sabe su nombre, y le llevó a su villa, dónde aprendió a tocar la guitarra y el piano.
Entre 1805 y 1813 fue el director musical en la corte de Maria Anna Elisa Baciocchi, hermana de Napoleón y, al dejar su cargo, empezó a hacer giras por Italia y por otras ciudades europeas, entrando en contacto con otros respetables compositores de la época,a los que dejó asombrados con su manera de interpretar.
Por ejemplo, Paganini interpretaba obras de gran dificultad usando una única cuerda de su violín, para continuar tocando a dos o tres voces y así aparentar que sonaban dos o tres violines a la vez. Al ser su técnica tan asombrosa, empezaron a circular rumores sobre un posible pacto entre el violinista y el diablo. Había gente, incluso, que afirmaba haberlo visto invocando a Satanás, como un testigo anónimo que escribió: "Le dijo que su alma era suya a cambio de tocar como un ángel. Se encendió una luz que me cegó, Paganini se puso de pie y siguió su camino".
En 1805 Maria Anna Elisa Baciocchi se acercó a Paganini para felicitarle por un concierto que había dado en palacio y se produjo este diálogo entre los dos:
- "¡Admirable! No puedo explicarme cómo obtiene esos sonidos y esas melodías extraordinarias, pero lo que ha hecho es maravilloso. ¿Sabe, Paganini, que me han hablado muy mal de usted? Sí... me han dicho cosas espantosas: engendrado por brujería, brujo usted mismo, parece que tiene un pacto con el diablo y que ese pacto es lo que le da tan gran asombroso dominio sobre la gente".
- "Es mucho decir, Alteza".
También se produjo un diálogo sobre este tema entre Paganini y el retratista Pasini, al preguntarle éste por su maravillosa técnica:
- "Es muy claro. El violín es el único instrumento que puede variar al infinito la altura de los sonidos, igual que la voz humana; y, junto con el órgano, es el que posee la propiedad de prolongarlo indefinidamente. Yo trato de unir ambas cualidades, dando al instrumento una tonalidad humana. De nada valdría el esfuerzo titánico y genial de los grandes constructores estudiando las grandes proporciones de todas sus partes si el violín no se acercara a la sensibilidad humana. Esto es, por otra parte, la aspiración última de la orquesta. Y el violín es el instrumento supremo de la orquesta. En mi violín hago resonar todo: los cantos de los pájaros, el sonar de las campanas, las tristezas y los dolores íntimos de los hombres. Voy, realmente, no al entendimiento, sino al corazón del oyente, por eso establezco rápido contacto con él, por eso..."
- "¿Por eso...?"
- "Por eso dicen que el diablo es el que está en mi cuerpo".
- "¡Bah! Supersticiones de ignorantes".
- "Sí, supersticiones, ¿quién sabe? A veces yo mismo me pregunto si la gente tendrá razón. No sé cómo debe sentirse un poseído del demonio".
Así que Paganini, lejos de desmentir estos rumores que circulaban sobre él, en ocasiones, se ocupaba de alimentarlos, ya que eran una propaganda muy eficiente para él. En todas las ciudades por las que pasaba, personas de todos los estratos sociales se agolpaban para verle toca, ya que todo el mundo quería contemplar al "violinista del diablo".
Lo que parece más factible es que Paganini sufriera una enfermedad conocida como "Síndrome de Malfan", provocada por un defecto genético y que se caracteriza por un aumento inusual de la longitud de los miembros. Se decía que las manos abiertas de Paganini medían 45 centímetros cada una, aunque,para quién quería creer en su pacto con el diablo, Paganini no sufría enfermedad alguna sino que tenía un aspecto demoníaco.
Niccolò Paganini murió el 27 de mayo de 1840 por un cáncer de laringe provocado por un tratamiento a base de mercurio que estaba tomando para combatir la sífilis. Debido a todos los rumores que se generaron durante su vida, el obispo de Niza se negó a enterrarlo y su ataúd permaneció en un sótano durante varios años. Al fin, en 1876, se celebró un funeral y fue enterrado en el cementerio de Parma.
Lo cierto es que con pacto o sin él, Paganini influyó en grandes artistas como Liszt, Brahms o Rachmaninoff.
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